En medio de la crisis y la recesión económica, el panorama global en materia energética se vuelve cada vez más complejo. En Colombia, por ejemplo, el sector energético enfrenta desafíos significativos, tales como una desaceleración económica, alta inflación, obstáculos en proyectos de energías renovables y transmisión, problemas de liquidez en las comercializadoras, fenómenos climáticos como el de El Niño y un notable aumento en los precios de la electricidad. Estos factores han contribuido a posicionar al país como uno de los territorios con la energía industrial más costosa de Sudamérica, siendo un 60% más elevada que el promedio sudamericano y un 14% superior al promedio continental, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
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El desafío en este contexto radica en la posibilidad de un déficit de suministro debido a una mayor demanda que se presentará en los próximos años, asegura Camilo Montoya, cofounder de Azimut Energía. “Es por ello, que la industria, que representa alrededor del 37% del consumo de energía a nivel mundial, desempeñará un papel crucial en abordar estos problemas, requiriendo la adopción de estrategias de eficiencia energética”. La eficiencia energética, como describe Montoya, engloba un conjunto de acciones que buscan mejorar la relación entre la cantidad de energía consumida y los productos y servicios generados. “Este enfoque no solo tiene implicaciones ambientales, sino también razones económicas, ya que la reducción del consumo de energía no solo reduce los costos operativos, sino que también fortalece la competitividad a largo plazo, al enfrentar la volatilidad de los precios energéticos y las regulaciones ambientales más estrictas”. Ante este contexto, Azimut Energía, que ha destinado un fondo de inversión superior a los $150 mil millones para proyectos de eficiencia energética en el ámbito empresarial, reunió a un grupo de expertos para señalar cinco tendencias que, en 2024, transformarán la manera en que las empresas gestionan y consumen su energía.Eficiencia energética empresarial
IIoT (Industrial Internet of Things): La integración del IIoT (Internet Industrial de las Cosas) se presenta como un componente fundamental en la gestión de la eficiencia energética industrial para el año 2024. Al integrar sensores, dispositivos y sistemas a través de plataformas digitales, se facilita la supervisión en tiempo real de los procesos de producción. Esta capacidad no solo simplifica la identificación de oportunidades para reducir el consumo de energía, sino que también optimiza el rendimiento de los activos, reduciendo costos y minimizando el desperdicio. Además, las plantas de generación inteligentes pueden detectar y alertar fallos operativos o disminuciones anómalas en la generación de energía mediante sensores, medidores inteligentes y plataformas de monitoreo. Automatización: El Internet Industrial de las Cosas (IIoT) y la automatización están estrechamente vinculados, ya que los datos recopilados por los dispositivos del IIoT pueden generar tareas automatizadas que mejoran los procesos de eficiencia operativa y energética. La implementación de sistemas automatizados no solo aumenta la precisión y velocidad de los procesos, sino que también contribuye a una gestión óptima de la energía. Un ejemplo de ello, es CIRA, acrónimo de Control Inteligente Remoto Azimut, que representa una tecnología desarrollada por esta compañía, la cual permite la optimización del funcionamiento de sistemas y equipos a través de una integración avanzada entre software y hardware, resultando en significativos ahorros energéticos. Baterías: El almacenamiento de energía a través de baterías experimentará un auge en los próximos años, impulsado por avances tecnológicos, la creciente conciencia ambiental y la disminución de los costos de las mismas. Las baterías de última generación permitirán a las empresas almacenar energía durante períodos de baja demanda y utilizarla en momentos de mayor necesidad, reduciendo así la dependencia de fuentes no renovables. Según un informe de BloombergNEF, se espera que el mercado mundial de almacenamiento de energía crezca exponencialmente, alcanzando una capacidad acumulada de más de 1,000 gigavatios-hora para 2040, atrayendo una inversión de alrededor de 660,000 millones de dólares. EaaS (Energy as a Service): Este concepto se resume en la prestación integral de servicios energéticos, en donde una empresa especializada toma la responsabilidad total de las necesidades energéticas de otra compañía. Esto incluye la instalación de paneles solares, la gestión de baterías, la integración de equipos de IIoT, así como la modernización de sistemas de refrigeración o iluminación para reducir el consumo de energía. Lo distintivo es que no se requiere una inversión inicial; en cambio, funciona como un contrato de alquiler en el cual se paga por la energía consumida o el beneficio generado. El ahorro resultante en los costos financia la actualización tecnológica y libera flujo de caja para las empresas.Puedes leer: Colombia será sede de la COP16: ¿De qué trata la conferencia?
La modalidad EaaS, ofrecerá soluciones integrales para la gestión de la energía y se consolidará como un modelo de negocio clave. Generación distribuida con energías renovables: La generación distribuida con energías renovables se erige como el componente central de las estrategias de eficiencia energética, pues a la fecha, es mucho más económico el poder generar la energía en sitio, que comprarla a la red nacional. Mucho más, teniendo en cuenta, que según la OCDE, los países que registran mayor inflación energética, son Hungría y Colombia, con 28,9% y 22,3%, respectivamente. Además, la implementación de sistemas de energía solar y eólica a nivel local no solo reduce la dependencia de fuentes no sostenibles, sino que también disminuye las pérdidas en la transmisión de energía.