Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, Colombia conmemora los avances y luchas del movimiento obrero, pero también enfrenta la realidad de los derechos laborales que aún no logra consolidar, en comparación con otras naciones del mundo.
Pese a los esfuerzos históricos y recientes reformas laborales, Colombia presenta rezagos en áreas clave de protección y garantía para sus trabajadores. Según la Confederación Sindical Internacional (CSI), el país figura de manera recurrente en las listas de los más peligrosos para sindicalistas, y enfrenta grandes desafíos en materia de formalización del empleo, salario digno y estabilidad laboral.
Derechos aún pendientes en Colombia
Entre los principales derechos que todavía están lejos de garantizarse plenamente en Colombia se encuentran:
- Empleo formal y protección social: Cerca del 57% de los trabajadores en Colombia se desempeñan en la informalidad, de acuerdo con cifras del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística). Esto implica que millones de personas carecen de acceso a salud, pensiones y otros beneficios básicos.
- Salario digno: Aunque el salario mínimo aumentó recientemente, sigue sin alcanzar el nivel necesario para garantizar una vida digna a una familia promedio. En comparación, países como Alemania, con su salario mínimo legal (que supera los 12 euros por hora), logran mejores estándares de vida para sus trabajadores.
- Jornadas laborales y desconexión digital: A pesar de reformas recientes que buscan reducir la jornada laboral de 48 a 42 horas semanales de manera progresiva hasta 2026, en muchos países como Francia (35 horas semanales) o Dinamarca (alrededor de 37 horas) ya existen jornadas más cortas acompañadas de leyes de desconexión laboral fuera del horario de trabajo.
- Libertad sindical y derecho a la negociación colectiva: Aunque están reconocidos en la ley, en la práctica los trabajadores enfrentan obstáculos y, en muchos casos, amenazas o violencia por intentar ejercer estos derechos. La CSI reporta que Colombia sigue siendo uno de los países más riesgosos para el sindicalismo.
Colombia es uno de los lugares donde más se trabaja
Colombia es uno de los países donde más se trabaja, tanto a nivel mundial como dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Según datos de la OCDE, en 2022, los trabajadores colombianos laboraron en promedio 2.405 horas al año, la cifra más alta entre los países miembros de la organización. Este número supera al de México (2.226 horas) y Costa Rica (2.149 horas), que ocupan el segundo y tercer lugar respectivamente.
En cuanto a la jornada laboral semanal, Colombia tenía una jornada legal de 48 horas, la más extensa dentro de la OCDE. Sin embargo, con la implementación de la Ley 2101 de 2021, se estableció una reducción progresiva de la jornada laboral.
El país de los 'madrugadores'
Colombia es reconocida como el país más madrugador del mundo. Según datos de World Statistics, los colombianos se despiertan en promedio a las 6:30 a.m., superando a países como Indonesia (6:55 a.m.), Japón y México (7:09 a.m.).
Por ejemplo, el tráfico en ciudades como Bogotá, que ocupa el sexto lugar entre las ciudades con mayor congestión vehicular del mundo, obliga a muchas personas a levantarse temprano para llegar a tiempo a sus destinos . Además, en Colombia es común que las jornadas escolares y laborales comiencen temprano, lo que también contribuye a esta rutina matutina
Retroceso de la Ley 789 en los derechos laborales
La Ley 789 de 2002, implementada durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, introdujo varios cambios que fueron considerados negativos para los trabajadores en Colombia, además de la reducción de los recargos nocturnos. Algunos de los principales efectos negativos de esta ley fueron los siguientes:
- Flexibilización de la jornada laboral: Permitió jornadas laborales más flexibles y redujo los beneficios de las horas extras, afectando la compensación de los trabajadores.
- Subsidios a las empresas: Aunque se otorgaron incentivos fiscales a las empresas, no se tradujeron en mejoras laborales, beneficiando más a los empresarios que a los trabajadores.
- Prolongación de la jornada laboral: Aumentó la carga laboral sin compensaciones adecuadas como horas extras o descanso.
- Contratación temporal: Favoreció la contratación temporal, lo que precarizó el empleo al no ofrecer beneficios laborales completos.
- Exclusión de la seguridad social: Muchos trabajadores, especialmente los informales, quedaron fuera del régimen de seguridad social, aumentando su vulnerabilidad.
- Desprotección en contratos a término fijo: Impulsó los contratos a término fijo, reduciendo la estabilidad laboral y la seguridad económica de los trabajadores.
Mientras Colombia sigue enfrentando altos niveles de informalidad, países de Europa, Canadá o incluso Uruguay y Costa Rica en América Latina han fortalecido los sistemas de protección al trabajador, incluyendo seguros de desempleo, licencia de paternidad y maternidad extendida, y derechos garantizados de teletrabajo.
Otros ejemplos apuntan que en lugares como:
- En Suecia, la sindicalización voluntaria es alta y los sindicatos negocian convenios colectivos para la mayoría de los trabajadores.
- En Canadá, existen estrictos mecanismos de control y protección de los derechos laborales, incluyendo protección ante despidos injustificados.
- En Uruguay, la negociación colectiva es tripartita y obligatoria, con participación de sindicatos, empresarios y Estado.
El trabajo impulsado por la revolución de la IA
La irrupción de la inteligencia artificial (IA) plantea tanto retos como oportunidades para los trabajadores de Colombia y el mundo. Entre los principales desafíos está el riesgo de automatización de empleos tradicionales, especialmente en sectores como manufactura, servicios y agricultura, lo que podría aumentar el desempleo o la precarización laboral si no se adoptan medidas de adaptación.
Sin embargo, la IA también abre oportunidades para crear nuevos empleos en áreas como el desarrollo tecnológico, la gestión de datos y la innovación digital, impulsando la demanda de nuevas habilidades.
La capacitación constante, la educación en tecnología y la actualización de políticas laborales serán claves para que los trabajadores puedan aprovechar los beneficios de esta transformación y reducir sus impactos negativos.
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