Estados Unidos recibió a 122.000 menores migrantes no acompañados en 2021, un año en el que la ola de migración infantil ha puesto en jaque a la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, y que supone una cifra récord desde que en 2019 se registró la llegada al país de 69.000 menores que viajaban sin sus padres. "El programa enfrentó un desafío sin precedentes a principios de este año", ha dicho a la cadena americana CBS News un alto funcionario de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, la agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) que se ocupa de los niños no acompañados. La Oficina de Reasentamiento de Refugiados ha informado de que esta cifra es un nuevo récord desde el año pasado, cuando cerca de 69.000 menores no acompañados llegaron a Estados Unidos. Han advertido, además, de que en 2022 el número podría incrementar, por lo que las autoridades estadounidenses estarían ya preparando varias instalaciones de emergencia en los estados de Nuevo México y Carolina del Norte. Las llegadas a la frontera de niños no acompañados han disminuido desde el verano, pero el mes pasado se registró el procesamiento de casi 14.000 menores migrantes que viajaban sin sus padres, el recuento más alto de noviembre en la historia, según recoge la cadena CBS News.
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"Como profesionales del bienestar infantil con décadas combinadas de experiencia trabajando con (niños no acompañados), nosotros, los supervisores del personal de campo (de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados), nos hemos alarmado cada vez más por la erosión de los enfoques centrados en el bienestar infantil dentro del programa de la UC", denunciaron a primeros de diciembre a la CNN varios oficiales de la institución. Además, dijeron que "los procedimientos de seguridad más básicos" para integrar a los menores se estaban obviando y que las instalaciones "funcionaban como campamentos del desastre", según recogió la cadena estadounidense. Apenas unas semanas después de que el presidente Biden asumiera el cargo, los refugios manejados por esta oficina del HHS alcanzaron su capacidad máxima en una ola de migración sin precedentes que ha colapsado las instalaciones, obligando a habilitar centros de convenciones e instalaciones militares para albergar al creciente número de niños que cruzan la frontera. Colprensa