Desde los años 1990, el derretimiento de los hielos ralentiza la rotación de la Tierra, tal como lo hacen las mareas provocadas por la fuerza gravitatoria que la Luna y el sol ejercen sobre nuestro planeta.
El deshielo en Groenlandia y en la Antártida modifica la velocidad de rotación de la Tierra más rápido de lo previsto y eso alterará el cálculo del tiempo universal sobre el cual se ajustan las redes informáticas, señala un estudio relacionado al calentamiento global. Desde 1967, el Tiempo Universal Coordinado (UCT) se establece con relojes atómicos ultrasensibles que marcan la hora en todo el mundo y garantizan la precisión de las infraestructuras digitales y de comunicación, como la navegación por satélite.
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Por razones históricas, se mantuvo la sincronía entre el UCT y el tiempo astronómico, calculado a partir de la velocidad de rotación de la Tierra, que no es constante. A partir de 1972, se decidió compensar las irregularidades agregando segundos intercalares al tiempo atómico, para que coincida con el astronómico. Sin embargo, ahora el factor del calentamiento global sería determinante para que todo esto cambie en el presente y en el futuro.
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Calentamiento global y la rotación de la Tierra
En parte debido a esa nueva situación, por el calentamiento global, los metrólogos de todo el mundo acordaron dejar de introducir segundos intercalares hasta 2035. Y a partir de ese año, se prevé dejar que la diferencia entre la hora atómica y la rotación de la Tierra llegue a un minuto. Pero según Nature, ese programa podría verse comprometido por el calentamiento global, debido a la aceleración del deshielo en Groenlandia y en la Antártida, que Agnew midió con observaciones satelitales. Desde los años 1990, el derretimiento de los hielos ralentiza la rotación de la Tierra, tal como lo hacen las mareas provocadas por la fuerza gravitatoria que la Luna y el sol ejercen sobre nuestro planeta, contrabalanceando la aceleración natural.Puedes leer: Tesoros del Amazonas: toninas o delfines rosados, míticos animales que debemos cuidar
"Cuando el hielo se derrite, el agua se esparce por todo el océano (...), lo que modifica la distribución de fluidos en la superficie y en el interior de la Tierra", detalla el científico. La desaceleración es tal que podría retrasar hasta 2029 una eventual transición al segundo negativo, según las previsiones. Sin los impactos del calentamiento global, ello ocurriría probablemente ya en 2026. Ese aplazamiento da un respiro a los metrólogos, que tendrán "más tiempo para decidir si 2035 es la mejor fecha para suprimir el segundo intercalar o si hay que abandonarlo antes", comenta Patrizia Tavella, del BIPM. AFP.