Visitas a templos, fotos con sacerdotes, cartas a fieles y una lluvia de desinformación: Jair Bolsonaro y Lula da Silva están luchando de todas las formas posibles durante las elecciones en Brasil para conquistar al decisivo electorado cristiano. Los esfuerzos por conquistar ese voto, en lo que la prensa denominó una "guerra religiosa", continuaron hasta la recta final de la campaña.
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En un país donde viven 215 millones de personas mayoritariamente católicas, pero con una influencia creciente de las iglesias evangélicas, el 59% considera la religión como un factor importante a la hora de decidir el voto, según la consultora Datafolha. "Llevar el debate al campo de la religión y las costumbres facilita el trabajo para aumentar el rechazo del adversario, con temas que apelan a lo emocional", explicó Leandro Consentino, politólogo del instituto Insper. Bolsonaro, que va segundo en las encuestas, aunque por estrecho margen, cuenta con un amplio respaldo de los evangélicos, activo que ha explotado durante su campaña. "Sé que ustedes nos darán la victoria el próximo día 30", aseguró el actual presidente.Coronel Núñez no aceptó nueva imputación de cargos por ‘falsos positivos’ en Chochó, Sucre
El debate en medio de las elecciones en Brasil se ha volcado hacia la fe
Bolsonaro sigue reteniendo un 65% de las intenciones de voto entre los evangélicos contra 31% de Lula, apoyo que ha sustentado con la defensa de la familia tradicional y la Biblia o el nombramiento de un juez "terriblemente evangélico" para la Corte.
De otro lado, Lula lleva ventaja entre los católicos con un 57% de intención de voto contra un 37% de Bolsonaro, aunque estos están menos cohesionados a la hora de votar, según expertos.
En la recta final de la campaña, Lula, que este jueves cumplió 77 años, se esforzó en acercarse a los evangélicos y desmentir informaciones falsas promovidas por la oposición, como que planea cerrar iglesias. Algo que también ocurrió en Colombia durante la pasada campaña presidencial. "La familia para mí es una cosa sagrada", aseguró Lula en un acto reciente con evangélicos, a quienes les entregó una carta de compromisos para asegurarles que garantizará la libertad de culto y que se mantiene opuesto al aborto, permitido apenas bajo excepciones en Brasil. El foco del debate en la agenda religiosa podría significar una ventaja para Bolsonaro de cara al balotaje, consideró Adriano Laureno, analista de la consultora Prospectiva. "Llevó la campaña para su campo. Si se estuviese discutiendo economía, probablemente Lula estaría en una situación más cómoda", explicó. El uso político de la religión acabó exasperando a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil que reprobó, sin citar nombres, la "explotación de la fe como camino para juntar votos". AFP