En la madrugada del 14 de octubre de 2024, un bombardeo israelí alcanzó el hospital Mártires de Al-Aqsa en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, provocando la muerte de al menos cuatro personas y heridas a decenas más. El ataque se centró en un campamento de desplazados ubicado en las instalaciones del hospital, según reportes de la agencia palestina Wafa y fuentes médicas locales.
El Ministerio de Salud de Gaza informó que los heridos, entre los que se encuentran varios en estado crítico, fueron trasladados a hospitales cercanos, incluyendo el Hospital Nasser, donde 25 personas con quemaduras graves están siendo tratadas. La cifra de víctimas varía según las fuentes: mientras que la agencia AP informó de tres muertos y 50 heridos, la cadena Al Jazeera registró cuatro fallecidos y al menos 70 heridos.
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Israel justifica el ataque
El Ejército israelí (IDF) confirmó que el bombardeo fue parte de una operación "precisa" contra militantes de Hamás, quienes, según Israel, utilizaban el hospital como centro de operaciones para planear y ejecutar ataques contra objetivos israelíes. El comunicado del IDF no mencionó cifras de víctimas civiles y se limitó a señalar que las explosiones secundarias en la zona pudieron haber sido causadas por armas almacenadas por los militantes.
Desde el inicio del conflicto, Israel ha intensificado sus ataques aéreos y operaciones terrestres en Gaza, con el objetivo de desmantelar las infraestructuras de Hamás. El Ministerio de Salud gazatí denunció que varios hospitales del norte de Gaza llevan días bajo asedio, lo que agrava la crisis humanitaria en la región y pone en peligro la vida de los pacientes.
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Crisis humanitaria en Gaza
El ataque al hospital se produce en medio de una guerra que ha desplazado a cerca del 90% de la población gazatí. Los hospitales están al borde del colapso debido a la escasez de suministros médicos y combustible, lo que dificulta la atención de los miles de heridos que llegan a diario.
Según fuentes palestinas, la ofensiva israelí ha causado la muerte de más de 42.000 personas desde el inicio del conflicto, la mayoría de ellas civiles. La ONU y diversas organizaciones internacionales han expresado su preocupación por el número creciente de víctimas civiles y el impacto devastador de la guerra en la población de Gaza.
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Reacciones internacionales
La comunidad internacional ha condenado el ataque. António Guterres, secretario general de la ONU, expresó su profunda preocupación por la escalada de violencia y el alto número de civiles muertos. Organizaciones humanitarias han criticado la falta de acceso a ayuda y suministros básicos en Gaza, lo que agrava aún más la situación de los desplazados y heridos.
Este último ataque en el hospital Al-Aqsa resalta la brutalidad del conflicto y la urgente necesidad de una solución que ponga fin a la crisis humanitaria en la Franja de Gaza.
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