Tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, Bogotá nunca volvió a ser la misma.
Cada 9 de abril, en Colombia se conmemora el Día Nacional de las Víctimas y en Bogotá se recuerda uno de los episodios más dolorosos y violentos que se haya plasmado en la historia del país: el Bogotazo. A través de las redes sociales, diferentes cuentas de usuarios y entidades publicaron varias fotografías que dejó este terrible día de 1948, en el que asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán.
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El crimen se cometió en la calle 9ª, donde un hombre de 26 años y 1,58 de estatura llamado Juan Roa Sierra, a quien se sindica de ser el supuesto autor material del magnicidio, desató una ola de violencia en la capital. Tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, Bogotá nunca volvió a ser la misma. Por sus calles dejaron de rodar los tranvías; las antiguas casas republicanas, que caracterizaban el centro de la ciudad y en las que vivían los dirigentes del país, pasaron a ser ruinas en unas pocas horas como consecuencia de los saqueos y los disturbios. El salón de baile del Hotel Granada apagó sus luces y Bogotá se llenó de humo y cenizas. A continuación, una foto del Bogotazo, hecho que marcó la historia de la familia de Gaitán, de sus seguidores y de todo un país: Las consecuencias no sólo se sintieron en Bogotá. En todo el país se alzaron grupos en armas que se enfrentaban por sus convicciones políticas. Con ellos se consolidó luego un aciago período de violencia en Colombia. Colombia fue estremecida por el poder absoluto de los llamados 'bandoleros', grupos de delincuencia organizada que se formaron con los restos de exmilitantes de las guerrillas liberales y conservadoras, un período que dejó más de 200 mil muertos y cambió la configuración de la nación.Te puede interesar: El Bogotazo, 76 años después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán
El país quedó sometido a una violencia bipartidista, en la que se enfrentaban no sólo quienes hacían parte de las milicias, sino la sociedad en general, que se polarizó a extremos nunca vistos, al grado que los colombianos se identificaban como conservadores o liberales, para definir su propia identidad.