En su cuenta de X el presidente Gustavo Petro ha respondido a las diferentes versiones que circulan a favor y en contra de una constituyente. Sobre esto, aclaró que no es cierto que en la próximo Consejo de Seguridad de la ONU va a pedirle aval para una constituyente colombiana.
Dejen de decir mentiras. Yo no voy a pedirle al consejo de seguridad que avale una constituyente colombiana .
El poder constituyente es exclusivamente del pueblo colombiano, de nadie más.
Vuelvan a sus estudios de colegio: la soberanía popular es la base de la soberanía de la…— Gustavo Petro (@petrogustavo) June 6, 2024
La aclaración se da en respuesta al análisis de la Silla Vacía ver nota en el que se asegura que el presidente, en vez de presentar el informe trimestral sobre el avance de la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc, utilizará el espacio para pedir aval de una convocatoria de Asamblea Constituyente. Al respecto, el mandatario dijo que esto no es cierto y que la sesión del Consejo de Seguridad se dará en los términos normales de la agenda del organismo internacional.
Igualmente, en un extenso trino posterior, el mandatario afirmó que no piensa reelegirse como dicen algunos sectores a los que llama “sindicato del pasado” y explicó que su idea de una constituyente se trata en realidad de la posibilidad de que diversos sectores populares en un ejercicio legítimo de la democracia se puedan movilizar y expresar a favor de unos cambios estructurales.
Al respecto, explicó que en gobiernos anteriores la constitución ha sido modificada por lo menos 50 veces y que la sociedad colombiana ha sido movilizada en varias ocasiones con el ánimo de que el Estado retroceda o incumpla lo negociado en diferentes acuerdos.
Por lo que considera, que, igualmente, la sociedad, tiene el derecho a expresarse a favor del cambio:
La tensión generada con la convocatoria al poder constituyente del pueblo colombiano para producir los cambios y transformaciones que el país necesita se ha combatido desde la extrema derecha y el llamado "sindicato del pasado" con la figura mentirosa de la reelección presidencial.
Creo que hay que desnudar el debate: lo que se pretende es pensar que la paz se puede alcanzar sin cambio alguno. Sin modificar el poder, ni la economía, ni el territorio ni la desigualdad.
Por eso ahora desdicen de su propio acuerdo firmado, o el del M19, al que le prohíben ya sacar hasta sus banderas, tanto temor le tiene por su atracción popular, o al primer acuerdo con el ELN, o al de la misma constitución.
Quienes reformaron la constitución en más de 50 ocasiones, quitando derechos y haciéndose reelegir, ahora dicen defenderla.
Esta bipolaridad del "sindicato del pasado" tiene que ver en realidad con que todos los acuerdos de paz mencionados. Incluido el principal: el de la constitución, proponen acuerdos para cambiar, no para dejar las cosas como están.
El problema es el cambio no la reelección.
Por eso cuando en los últimos 41 años, desde una propuesta de Bateman pidiendo un dialogo nacional desde las selvas del Caquetá en 1982, hasta hoy, se ha repetido permanentemente la palabra "Paz".
La Paz ha sido una idea fuerza fundamental del pueblo colombiano, una idea constituyente de la nación. Pero al mismo tiempo en la mentalidad oligárquica y antidemocrática del país se ha repetido en la práctica el mismo hecho: el incumplimiento a la Paz.
El asesinato de Pizarro, el incumplimiento de la constitución del 91 que los llevó a construir un inconstitucional modelo neoliberal de negocios con lo público en lugar de un estado social de derecho; el entrampamiento a la paz de las Farc, con la cúpula de la fiscalía promoviéndolo, y luego el incumplimiento de los puntos del acuerdo con las Farc: la reforma agraria, la transformación del territorio y la verdad judicial. Y ahora la andanada de algunos gremios contra el balbuceante primer acuerdo con el ELN, incluida la actividad filibustera del "sindicato del pasado" para hundir las reformas propuestas por el programa de gobierno elegido por el pueblo, muestran tajantemente esta consigna "morronga" propia de la cultura oligárquica en el país: engañar, traicionar la palabra, incumplir.
Con engaños se ganaron hasta un plebiscito irracional. Un sector del pueblo votando contra la paz, votando contra sí mismo y sus hijos.
Lograron un primer momento constituyente del pueblo después de 1991 contra la paz y por la violencia. Ahora se recogen los resultados. Sea como sea, la misma derecha convocó el poder Constituyente contra el que ahora vociferan pidiendo golpe de estado.
Claro después del referendo y la victoria dudosa de Duque, el poder constituyente finalmente se expresó a favor del cambio. Por eso ahora no quieren el pueblo sino el golpe.
Incumplen a la Paz para que no existan cambios y puedan mantenerse en los puestos privilegiados del poder, los negocios, la contratación pública y la desigualdad.
Lo único que se provoca con mantener las cosas como están no es la paz sino una mayor violencia.
Los adictos a la violencia que son los mismos adictos al poder no quieren cambios. Por eso es indispensable que el pueblo aparezca.
El poder constituyente no es más que el pueblo aparezca y decida sobre sus derechos, sus sueños y su país.
En la misma dirección, el analista político Guillermo Segovia añade que, un factor determinante que no permite un avance significativo en el cumplimiento de los acuerdos de paz particularmente en el tema agrario, transformación territorial y verdad judicial, tiene que ver con el actual diseño institucional del Estado y agrega que:
“el tema no es la reelección, el tema sí son los cambios que deben estar respaldados por esa movilización social que constituye el verdadero poder constituyente, por encima de los poderes constituidos y si esa movilización y ese poder se expresa de tal manera contundente, mayoritario y profundo, deberían ver las distintas fuerzas políticas del país la posibilidad de que haya un acuerdo para darle viabilidad a esos cambios".
Seguidamente añadió que: "(…) Lo prometido se quedó en letra muerta en la medida en que los gobiernos no se comprometieron a llevar en profundidad los compromisos, sino que más bien se tomaron aquellos aspectos que eran más viables dentro de los presupuestos normales y dentro de ciertas medidas administrativas normales, pero no tomaron en serio y en profundidad el tema del cumplimiento de los Acuerdos de Paz en su totalidad”.
Si bien el tema de una constituyente encuentra diferentes matices a favor y en contra, en lo que si se coincide en el debate actual, es en el incumplimiento de los Acuerdos de Paz con las Farc por parte del Estado colombiano, lo cual, implicará la búsqueda de salidas para acelerar la implementación de lo negociado en el tratado de la Habana.