El caricaturista Julio César González, mejor conocido como Matador.

Matador revela duras condiciones laborales en El Tiempo y los motivos de su salida

Foto: Imágenes tomadas de las redes sociales de Matador.
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Con un mensaje en su cuenta de X, dirigido a su colega “X-Tian”, Julio César González, mejor conocido como Matador, expuso las difíciles condiciones laborales que enfrentan los caricaturistas en el diario El Tiempo.

Todo se originó tras la respuesta de ‘Matador’ a un tweet publicado por el periodista de La FM Santiago Ángel, quien en referencia a las últimas declaraciones del presidente Petro, expresó: “La prensa no se arrodilla al poder”, a lo que el caricaturista respondió insinuando que “arrodillados” son quienes trabajan al servicio del poder económico:

 

Fue entonces cuando “X-Tian” intervino en la discusión y le preguntó a González que si, por haber trabajado 20 años en el periódico El Tiempo, había sido también un “arrodillado” y “vendido al poder económico”. Sin guardarse nada, el caricaturista paisa aprovechó su respuesta para dar a conocer cómo había sido su estadía en El Tiempo durante esas dos décadas, las situaciones a las que tuvo que enfrentarse y las razones de fondo de su salida.

En su mensaje, ‘Matador’ denunció un sistema que calificó como "injusto", pues exponía a los caricaturistas una especie de combate diario de todos contra todos, donde se debían enviar varios trabajos, de los que solo unos pocos fueran seleccionados y remunerados.

El paisa señaló que desde que comenzó a trabajar con El Tiempo, hace más de 20 años, observó cómo el periódico, propiedad de diferentes grupos empresariales a lo largo de su historia, “mantuvo una línea gobiernista” y un enfoque cambiante en cuanto a su calidad periodística.

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Sin embargo, la metodología del periódico respecto a la publicación y pago de las caricaturas había sido siempre la misma: los artistas envían sus trabajos por la mañana y solo tres son seleccionadas para su publicación. “Los que no clasifiquen pierden su trabajo y no les pagan”, expresó, mencionando también que los precios por caricatura han permanecido casi inalterados desde que comenzó a trabajar con dicho medio.

Los que no clasifiquen pierden su trabajo y no les pagan.

A lo largo de su carrera en el periódico, Matador aseguró haber enviado más de 20.000 caricaturas, sacrificando incluso su tiempo personal y familiar, para competir en lo que él describe como un “coliseo romano” de caricaturas. A pesar de estos esfuerzos, su relación con la dirección del periódico se volvió cada vez más tensa, especialmente durante el gobierno de Iván Duque, cuando le pidieron moderar sus críticas visuales hacia el entonces presidente.

En el gobierno de Duque me volví más incómodo, de la dirección me pidieron que ya no lo dibujara como un cerdo...

En el mensaje reveló también las barreras que con las que tuvo que lidiar al tener que enfrentar su libertad de expresión y los intereses de este periódico. El caricaturista paisa explicó cómo reaccionaron los dueños del periódico ante su crítica frente a lo ocurrido con el puente Chirijara:

Cuando se cayó el puente de Chirajara (construido por el dueño del periódico) hice una caricatura y la propia hija del dueño llamó a 'jalarme las orejas' ¿Captas?

Matador comentó que su salida de El Tiempo se aceleró tras un escándalo mediático que involucró al abogado Abelardo de la Espriella, quien habría filtrado información confidencial y pedido su destitución.

Afirmó que aunque se ofreció a renunciar para no afectar la imagen del periódico, la decisión final fue su despido, lo que, según él, fue la manera en la que el medio le devolvió toda la incomodidad que este pudo generarle a través de sus obras:

A ellos no les interesaba que renunciara, necesitaban mostrar que me habían echado. Necesitaban mi cancelación porque siempre fui incómodo.

Por medio de su mensaje, Matador no solo criticó el trato recibido en ese periódico, sino que también defendió la importancia de la caricatura como un lenguaje popular y una herramienta crítica.

Pese a los obstáculos que aseguró enfrentar, mantiene su compromiso de seguir mostrando la realidad con humor y aboga por la independencia y la libertad creativa de los caricaturistas en Colombia.


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