Expertos y académicos hablan de un ataque frontal a la autonomía universitaria y la libertad científica. / AFP.

Trump vs. universidades: se agudiza la tensión por la autonomía educativa y la ciencia en EE. UU.

Foto: Expertos y académicos hablan de un ataque frontal a la autonomía universitaria y la libertad científica. / AFP.
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Más de 100 universidades e instituciones de educación superior en Estados Unidos han unido sus voces para denunciar una “interferencia política sin precedentes” del presidente Donald Trump, en lo que expertos y académicos describen como un ataque frontal a la autonomía universitaria y la libertad científica.

Más de 100 universidades e instituciones de educación superior en Estados Unidos han unido sus voces para denunciar una “interferencia política sin precedentes” del presidente Donald Trump, en lo que expertos y académicos describen como un ataque frontal a la autonomía universitaria y la libertad científica.

La declaración conjunta se conoció un día después de que Harvard interpusiera una demanda contra el gobierno federal, señalando amenazas de recorte de fondos y presión para someterse a una supervisión política externa. La administración Trump acusa a la universidad de “no cumplir con la ley federal” y ha insinuado que otras instituciones podrían sufrir las mismas consecuencias si no se ajustas a sus lineamientos.

Estudiantes universitarios de la UCLA han rechazado las medidas del Gobierno en contra de la investigación científica. / AFP.

“Hablamos con una sola voz contra la intervención gubernamental y la utilización coercitiva de recursos públicos para condicionar la educación y la investigación científica”, dice la carta firmada por más de 100 instituciones.

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Control ideológico y presupuesto como armas

El gobierno Trump ha centrado su ofensiva en universidades a las que acusa de tolerar el antisemitismo y promover ideologías “izquierdistas”. Las amenazas incluyen la revocación de exenciones fiscales, la restricción de visas para estudiantes extranjeros y el congelamiento de fondos públicos destinados a investigación científica.

En el caso de Harvard, están en juego más de 2.200 millones de dólares en financiamiento federal, lo que, según denuncian los académicos, representa un intento de control inédito sobre el funcionamiento interno de una institución educativa.

La ciencia bajo presión

Paralelamente, se ha desatado una ola de preocupación entre científicos e investigadores. En apenas 100 días de gestión, la nueva administración ha promovido despidos masivos en agencias como la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), ha prohibido el uso de términos como “género” o “cambio climático” y ha impulsado estudios con sesgos ideológicos, como el promovido por un activista antivacunas que relaciona erróneamente las vacunas con el autismo.

Más de 1.900 miembros de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina emitieron una advertencia pública: “El objetivo científico del país está siendo diezmado”.

Estamos ante un retroceso generacional. Las políticas del presidente están empujando a toda una generación de jóvenes talentos a abandonar el país o desistir de su vocación científica”, dijo Daniel Sandweiss, de la Universidad de Maine.

Reacciones internacionales y fuga de cerebros

El temor a una “fuga de cerebros” ya ha activado alertas en otras regiones. Francia, por ejemplo, presentó una ley para facilitar la acogida de científicos extranjeros que enfrenten persecución política o censura en sus países de origen.

Jennifer Jones, directora del Centro para la Ciencia y la Democracia, sostiene que lo que vive hoy EE. UU. “no tiene precedentes”: “Estamos reemplazando ciencia de calidad con pseudociencia promovida desde el poder. Es un daño estructural que puede tomar generaciones en revertirse”.

El trasfondo político: Proyecto 2025

Muchos analistas vinculan esta ofensiva al llamado “Proyecto 2025”, una agenda elaborada por grupos conservadores cercanos a Trump que busca reestructurar el aparato federal, incluyendo agencias científicas, educativas y ambientales.

Este plan, aseguran expertos, contempla la eliminación de programas de diversidad, la reconfiguración del sistema educativo desde valores “tradicionales” y la desfinanciación de instituciones que promuevan agendas consideradas “progresistas”.

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¿Una nueva guerra cultural en la academia?

La ofensiva del presidente Trump representa un punto de quiebre en la relación entre el Estado y la academia. En palabras de Sheila Jasanoff, profesora de Harvard: “Lo que antes era un vínculo de respeto mutuo entre gobierno y conocimiento, hoy está siendo sustituido por un modelo de vigilancia, castigo y censura”.

Por ahora, las universidades se mantienen firmes. El mensaje es claro: defenderán su autonomía y su rol como espacios de pensamiento libre frente a cualquier intento de sometimiento político.