Día del Estudiante Caído: una historia de luchas, represión y jóvenes mártires de la educación.

Día del Estudiante Caído: una historia de luchas, represión y jóvenes mártires de la educación

Foto: Juan Barreto / AFP.
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Cada 8 y 9 de junio, Colombia honra a sus estudiantes y recuerda a aquellos que han sido asesinados en medio de protestas sociales. Conoce la historia detrás de esta conmemoración.

¿Sabías que Colombia tiene su propia fecha especial para reconocer las luchas de los estudiantes y honrar a aquellos que han sido asesinados por defender sus derechos? Sí, cada 8 y 9 de junio, el país conmemora el Día del Estudiante Caído, fecha en la que se recuerda especialmente a esos alumnos que han perdido la vida de forma violenta, a manos del Estado, en protestas sociales.

Día del Estudiante Caído: ¿por qué se conmemora el 8 y 9 de junio?

Entre un 7, 8 y 9 de junio, en dos épocas diferentes (1929 y 1954), los universitarios Gonzalo Bravo y Uriel Gutiérrez, así como otros ocho estudiantes cayeron a manos de la fuerza pública por salir a manifestarse en defensa de sus derechos estudiantiles y ciudadanos.

Gonzalo Bravo y el origen a las manifestaciones del Día del Estudiante

Viviana Arce, historiadora de Señal Memoria, recuerda que el 7 de junio de 1929, miles de estudiantes salieron a las calles a protestar en contra de la masacre de las bananeras y el clientelismo relacionado con decisiones del entonces presidente de la República Miguel Abadía Méndez.

Durante los días de protesta fueron frecuentes los enfrentamientos con la policía, discursos de líderes estudiantiles y el cierre del comercio. De acuerdo con Arce, los manifestantes exigían, entre otros, la remoción del ministro de Guerra, Ignacio Rengifo, y del director de la Policía, Gral. Carlos Cortés Vargas, sobre quienes recaían acusaciones alrededor de la masacre de las bananeras.

“En medio de los disturbios de esos días, la noche del 7 de junio, el estudiante de Derecho (de la Universidad Nacional) Gonzalo Bravo Pérez, nacido en Pasto, recibió un tiro mortal por la espalda, justo en el momento en que caminaba rumbo a su lugar de residencia, cerca al Palacio presidencial”, cuenta la historiadora en relación con los hechos ocurridos en Bogotá.

El 8 de junio de 1929, Gonzalo fue enterrado en el Cementerio Central y esa fecha “se convirtió en un emblema de las luchas estudiantiles” con actos que, año a año, incluían la concentración de estudiantes en la Universidad Nacional y luego una peregrinación hasta el lugar del sepulcro.

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Uriel Gutiérrez y los otros ocho jóvenes mártires de 1954

En junio de 1954, durante la conmemoración de los 25 años del asesinato de Gonzalo Bravo Pérez, se vivía un clima de tensión entre estudiantes y fuerza pública, pues los primeros habían decidido adelantar sus tradicionales movilizaciones pese a las restricciones del gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, quien preparaba el festejo de su primer año como presidente de la República.

En su relato, Viviana Arce indica que, en sus manifestaciones del 8 de junio de 1954, “los jóvenes se encontraron de frente con una patrulla militar” estacionada en la entrada de la sede principal de la Universidad Nacional, sobre la calle 26:

“Los enfrentamientos no se hicieron esperar y en medio del choque, empezaron a escucharse disparos. Uno de ellos dio sobre la humanidad del estudiante de Medicina y Filosofía Uriel Gutiérrez, matándolo en el acto”.

Al día siguiente, una multitudinaria marcha salió desde la Universidad Nacional hacia el Palacio de San Carlos con el propósito de exigir justicia por el asesinato de Gutiérrez.

A la altura de la calle 13 con carrera Séptima, centro de la capital, los marchantes “fueron emboscados por un destacamento de soldados adscrito al Batallón Colombia”, cuenta la historiadora, quien añade que los estudiantes se sentaron en inmediaciones al edificio Manuel Murillo Toro a oír los discursos de sus compañeros.

“No obstante, un disparo rompió la tranquilidad del acto, dando motivo para que en seguida los militares descargaran sus fusiles contra los estudiantes, produciendo una tragedia de grandes proporciones”, continúa el relato.

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En el artículo de Señal Memoria se precisa que ese fatídico 9 de junio de 1954 fueron asesinados al menos seis estudiantes de la Universidad Nacional, seccional Bogotá: Jaime Moore Ramírez y Hernando Morales Sánchez, de Química; Hugo León Velásquez y Álvaro Gutiérrez Góngora, de Medicina; Carlos J. Grisales, de Economía; Hernando Ospina, de Veterinaria.

En los hechos, añade la publicación, también cayeron violentamente Rafael Sánchez Matallana, del Colegio Virrey Solís y el estudiante peruano Elmo Gómez Lucich.

“La fecha se convirtió en un nuevo punto de referencia para la comunidad estudiantil. Además del día 8, el 9 de junio fue asumido desde entonces como una fecha de memoria. Desde 1954 ya no se conmemoraría más el Día del Estudiante, sino el Día del Estudiante Caído”, narra la historiadora.

Que esta fecha sea una más para recordar a aquellos jóvenes que, en medio de su lucha por labrarse un futuro y alcanzar sus sueños, terminaron siendo víctimas de una represión violenta en contra de sus derechos y anhelos por contribuir con la transformación del país.