El jueves 26 de diciembre, la aviación israelí bombardeó varias posiciones estratégicas en Yemen, incluyendo el aeropuerto internacional de Saná y centrales energéticas, en respuesta al lanzamiento de misiles balísticos y drones por parte de los rebeldes hutíes. Estos ataques dejaron un saldo de al menos seis muertos y 21 heridos, según informes preliminares.
El Ejército israelí señaló que los objetivos alcanzados, como el aeropuerto de Saná y los puertos de Hodeida, Salif y Ras Kanatib, estaban siendo utilizados para introducir armas iraníes en la región y facilitar el ingreso de altos cargos del régimen de Irán. “Estamos decididos a cortar esta rama del terrorismo del eje del mal iraní”, declaró el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien añadió que los hutíes "pagarán un alto precio".
Entre los bombardeos, un ataque impactó en las inmediaciones del aeropuerto de Saná mientras el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se preparaba para abordar un vuelo. Aunque el director y su comitiva resultaron ilesos, un tripulante del avión sufrió heridas. Tedros confirmó la muerte de al menos dos personas en el lugar. Posteriormente, el Ministerio de Salud y Medio Ambiente de Yemen elevó la cifra a cuatro muertos solo en esa ubicación.
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"Una agresión al pueblo yemení"
Los rebeldes hutíes denunciaron los ataques como una "agresión israelí contra todo el pueblo yemení". Desde 2014, este grupo controla amplias zonas del país, incluida la capital, tras derrocar al gobierno. Los hutíes estarían alineados con Irán, un enemigo declarado de Israel, y forman parte del llamado "eje de la resistencia", una red de aliados iraníes en Oriente Medio.
El reciente aumento de las tensiones se produjo tras el lanzamiento de un misil y dos drones hutíes hacia Israel el miércoles 25 de diciembre. Aunque uno de los drones cayó en una zona deshabitada y el misil fue interceptado, el ataque llevó a Netanyahu a ordenar una respuesta contundente.
Yemen, que ya enfrenta una de las peores crisis humanitarias del mundo, se encuentra en un conflicto prolongado desde 2015, cuando una coalición liderada por Arabia Saudita intervino para expulsar a los hutíes. Este nuevo episodio amenaza con agravar aún más la situación en la región y pone de relieve la expansión del conflicto entre Israel y los aliados de Irán.
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La comunidad internacional, incluida Irán, ha condenado los ataques israelíes, calificándolos como una violación de la paz y la seguridad internacional. Mientras tanto, Netanyahu reafirma su postura de defensa frente a lo que considera una amenaza directa a la estabilidad de su nación.
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