En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente colombiano Gustavo Petro lanzó una severa advertencia a los líderes mundiales: "El tiempo se ha acabado".
En un discurso lleno de pasión, Petro llamó a la reflexión colectiva, aludiendo a la urgencia de cambiar el rumbo de la humanidad ante la crisis climática, las guerras y las profundas desigualdades que aquejan al mundo.
Petro destacó que el poder ya no reside en los sistemas políticos, económicos o ideológicos, sino en la capacidad de destrucción. Los países con poder de aniquilar la vida a través de guerras y conflictos, afirmó, son los que verdaderamente dominan el mundo.
🎙️"Si la vida vence su extinción ya no será la oligarquía global la que gobierne el mundo, será derrocada para construir una democracia global, una nueva historia está por comenzar" dice el presidente @petrogustavo a esta hora, desde la Asamblea 79 General de las Naciones Unidas. pic.twitter.com/WCclDkJIAE
— RTVC Noticias (@RTVCnoticias) September 24, 2024
"El poder hoy se ejerce por el poder de destruir la vida", sentenció, aludiendo a las decisiones de naciones que, en lugar de escuchar a la mayoría de los países que claman por la paz y la preservación del planeta, siguen priorizando el conflicto armado y la acumulación de riqueza.
El mandatario colombiano resaltó que mientras los pueblos mayoritarios exigen detener el genocidio y el cambio climático, una minoría con vasto poder económico sigue impulsando guerras y políticas extractivistas.
Según Petro, esa élite del 1% más rico del planeta es la que está detrás de la crisis climática, y su riqueza está directamente relacionada con la destrucción ambiental.
"El 1% más rico de la humanidad tiene más riqueza que el 95% de toda la humanidad junta", señaló, describiendo cómo esta minoría se beneficia del petróleo y el carbón, recursos que alimentan la crisis climática.
El presidente también criticó la complicidad de los medios de comunicación en manos de grandes capitales, que a su juicio manipulan la verdad y silencian a quienes exigen cambios profundos.
Con duras palabras, Petro comparó la realidad actual con la película "No mires arriba", en la que los poderosos ignoran las advertencias científicas sobre el colapso climático.
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Su denuncia fue particularmente cruda respecto a los conflictos bélicos, señalando la masacre en Gaza como un ejemplo de cómo los intereses económicos y políticos siguen poniendo a millones de vidas en riesgo.
"Los niños de Gaza eran humanidad, el pueblo elegido de Dios", dijo, al criticar la indiferencia de la comunidad internacional frente a la muerte de inocentes bajo las bombas.
Para Petro, la crisis climática y la desigualdad social están entrelazadas, y solo a través de un cambio profundo en el sistema económico global se podrá evitar el colapso.
Afirmó que la humanidad debe optar entre "la vida o la codicia", destacando que la era de los combustibles fósiles debe llegar a su fin si se quiere preservar la vida en el planeta.
Finalmente, Petro hizo un llamado a los pueblos del mundo, instándolos a actuar, ya que los gobiernos, según él, han fracasado en su misión de proteger la vida y la democracia.
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"Es la hora de los pueblos", declaró, haciendo un llamado a la unidad global para enfrentar la crisis climática y las guerras, y proponiendo la creación de un "ejército de la vida", compuesto no por armas ni capitales, sino por una humanidad unida en defensa de su propia existencia.
El mensaje de Petro resonó con fuerza: la única forma de salvar la vida en el planeta es levantando una nueva bandera, una que represente a toda la humanidad, no para defender ideologías, sino para defender la vida misma.
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