En su discurso de posesión como el 47º presidente de Estados Unidos, Donald Trump generó tensiones al prometer "recuperar el Canal de Panamá", transferido a Panamá en 1999 tras los históricos Tratados Torrijos-Carter. El mandatario cuestionó la transferencia del canal, calificándola como un "tonto regalo", y aseguró que el manejo del canal por parte de Panamá y su relación con China violan los términos del acuerdo original.
Trump también criticó la gestión del canal al afirmar que los barcos estadounidenses son tratados injustamente, incluyendo a la Armada, y no descartó el uso de la fuerza militar para tomar el control de esta estratégica vía interoceánica. Estas declaraciones, que evocan una política intervencionista, han generado una respuesta contundente en América Latina.
Rechazo de líderes y diplomáticos latinoamericanos
En una declaración conjunta la semana pasada, una treintena de excancilleres y más de 200 académicos condenaron las afirmaciones de Trump, señalando que representan una amenaza a la soberanía panameña y los principios del derecho internacional. Liderados por el expresidente panameño Martín Torrijos, destacaron que el canal ha sido gestionado exitosamente por Panamá desde su transferencia, ejemplificando la cooperación y soberanía en la región.
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Los firmantes enfatizaron que los Tratados Torrijos-Carter sentaron las bases de relaciones constructivas en el continente, y cualquier intento de revertirlos sería un retroceso. “Revocar estos tratados sería desconocer la historia y los logros alcanzados por América Latina en términos de autonomía y diálogo”, subraya el documento.
Temores de un regreso a la Doctrina Monroe
Los comentarios de Trump han reavivado el debate sobre la Doctrina Monroe, históricamente utilizada para justificar la hegemonía de Estados Unidos en América Latina. Los exdiplomáticos advirtieron que el uso del canal como herramienta en una disputa geopolítica con China podría desestabilizar la región, violando tratados internacionales y principios básicos de convivencia pacífica.
Mientras Trump busca justificar su postura como una medida en defensa de los intereses estadounidenses, la comunidad internacional ha reiterado la importancia de respetar los acuerdos existentes para preservar la paz y la cooperación en el hemisferio occidental. La retórica de Trump, más que fortalecer su posición, amenaza con aislar diplomáticamente a Estados Unidos en un contexto global que exige respeto mutuo y diálogo como pilares de la política internacional.
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El presidente de Panamá se pronunció
“Reitero lo expresado en mi mensaje a la Nación, el pasado 22 de diciembre: el Canal es y seguirá siendo de Panamá y su administración seguirá estando bajo control panameño por respeto a su neutralidad permanente. No hay presencia de ninguna nación del mundo que interfiera con nuestra administración. El Canal no fue una concesión de nadie. Fue el resultado de luchas generacionales que culminaron en 1999, producto del tratado Torrijos-Carter y, desde entonces hasta la fecha, por 25 años, de manera ininterrumpida, lo hemos administrado y expandido con responsabilidad”, dijo en un comunicado.
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