El presidente Gustavo Petro reaccionó este lunes festivo a la cruzada emprendida por el expresidente Álvaro Uribe en contra de la Reforma Laboral propuesta por el Gobierno Nacional y los sectores sociales mayoritarios, la cual fue hundida en la Comisión Séptima del Senado.
“Nos oponemos a esta reforma porque es de odio de clases, de confrontación, de destrucción de empleo, de maltratar el ánimo de inversión de quienes pueden crear empleo. Esto pone a empresarios y trabajadores a remar en la misma dirección”, expresó recientemente el expresidente Uribe en una entrevista.
Bogotá,
Oposición y primera propuesta laboral. pic.twitter.com/UwJ7TPyxoc— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) March 24, 2025
En una publicación en su perfil de la red social X (antes Twitter), el presidente Petro declaró, dirigiéndose al expresidente: “Usted odia a los trabajadores, por eso les bajó el salario y subió la jornada laboral. Solo quiere ganancias por sobreexplotación, y la sobreexplotación agudiza la lucha de clases”. También argumentó que “la lucha de clases disminuye si los trabajadores ganan más y el empresario comparte ganancias con la sociedad” y que su apuesta no es por la codicia, como lo plantea la postura de Uribe, sino por un “acuerdo social que garantiza la paz y el progreso industrial”.
No es odio. Entre los dos solo usted odia, Uribe.
No hay odio de clases, hay lucha de clases, qué es diferente, y desde que existen clases sociales en el mundo, y ese es el motor de la historia.
Uste odia a los trabajdores, por eso les bajó el salario y subió la jornada… https://t.co/4CsIAuVZDO— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 25, 2025
En 2002, el expresidente Álvaro Uribe promulgó la Ley 789, impulsada por él mismo, con el objetivo de “fomentar la generación de empleo y ampliar la protección social”. Sin embargo, esta ley introdujo cambios regresivos en la legislación laboral colombiana:
Ampliación de la jornada diurna: anteriormente, la jornada diurna comprendía de 6:00 a. m. a 6:00 p. m. La Ley 789 extendió este horario hasta las 10:00 p. m., reduciendo así el período considerado como nocturno y disminuyendo el pago de recargos nocturnos a los trabajadores que laboraban en horas de la noche. Posteriormente, la Ley 1846 de 2017 redujo una hora, dejando el horario nocturno a partir de las 9:00 p. m.
Reducción de recargos dominicales y festivos: la misma Ley 789 disminuyó el recargo por trabajo en domingos y festivos del 100 % al 75 %, afectando los ingresos de quienes laboraban en estos días.

Petro ha insistido desde su elección como presidente de la República en la necesidad de actualizar las condiciones laborales de Colombia en consonancia con los avances internacionales y los beneficios alcanzados por los trabajadores en sus largas luchas históricas. Por el contrario, en la oposición ha encontrado una resistencia, bajo argumentos que no representan principalmente a las bases populares, sino al empresariado.
¿Qué propone Uribe para una reforma laboral?
El expresidente Álvaro Uribe ha presentado una visión absolutamente contraria, afirmando que la reforma laboral “acaba con el empleo, no permite la formalización, destruye la pequeña empresa y afecta a las grandes empresas intensivas en mano de obra”. Bajo el pretexto de una “economía fraterna”, sugiere que, si un sector económico crece más del 4 %, se pague una prima adicional a los trabajadores. Según Uribe, “esto pone a empresarios y trabajadores a remar en la misma dirección”.
Esta postura ha sido históricamente defendida por los gobiernos tradicionales y siempre ha hecho el mismo planteamiento. El balance histórico juega en contra de la visión que representa el expresidente Uribe, pues los colombianos hoy cuestionan las condiciones laborales y la explotación que se ha mantenido al priorizar los intereses del empresariado sobre quienes generan la riqueza como mano de obra, tanto o más que en el pasado, cuando se lograron avances importantes en defensa de sus derechos.
También puedes leer: Consulta Popular en Colombia: todo lo que debes saber
El discurso de la oposición que representa Uribe se la juega por convencer al grueso de los colombianos de que dicha apuesta de Petro por la dignificación del trabajo no les conviene y que deben sacrificar sus propios intereses por un bien común que parece no representarles beneficios. Según su postura, con un crecimiento del 5 % Colombia superaría la pobreza y reduciría la inequidad, pero lo que notan los trabajadores es el crecimiento de la megariqueza y el empobrecimiento de quienes les prestan sus servicios.
“¿Sabe que la industria no crecerá a más del 4 % mientras se mantenga la tierra en manos de trabajadores, no se abra el crédito a los microempresarios asociados y no se le pague a los trabajadores salarios reales mejores que amplíen el mercado interno y se puedan vender más productos industriales a los colombianos?”, cuestionó el presidente Petro ante los planteamientos de crecimiento que publicó el expresidente Uribe.
Y la prima adicional que propone Uribe si crece la rama industrial más del 4%, será similar a la que se paga a los trabajadores es como se paga ahora, por horas extras?
¿Sabe Uribe que ya los salarios mínimos suben se acuerdo a la productividad, pero esta en realidad no crece,… https://t.co/o8idySy7N9— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 24, 2025
Un reto aceptado
El presidente Petro respondió que aceptaría una derrota “si viene del pueblo y no del dinero”, y le pidió al expresidente Uribe que ordene a su bancada votar en el Senado por abrir la consulta popular y garantizar la seguridad de quienes quieren votar por el "No".
“Estoy dispuesto a arriesgarme. Si pierdo, ya me pondrán ustedes preso, como siempre, o algo peor, no importa. El que debe decidir es el pueblo. Podemos así, Uribe, comenzar un acuerdo”, afirmó en su publicación.
La consulta popular requiere de un procedimiento en el Senado para avanzar, y se espera que el bloqueo institucional que ha alegado el Gobierno no sea un impedimento para que colombianos y colombianas expresen sus posturas con respecto, no solo a la reforma laboral, sino también a la reforma a la salud, dos apuestas que, para el Gobierno, son esencia del mandato popular por el que fue elegido.