La tumba de Jean-Marie Le Pen, histórico líder de la extrema derecha en Francia, amaneció destrozada la mañana del 31 de enero en el cementerio de La Trinité-sur-Mer. Según informaron fuentes oficiales, el sepulcro habría sido golpeado "posiblemente a mazazos" durante la noche. La cruz de mármol y las placas conmemorativas yacían rotas en el suelo, según mostró una de sus hijas, Marie Caroline Le Pen, en una publicación en la red social X.
La profanación del panteón familiar del cofundador del Frente Nacional (hoy Agrupación Nacional) ha sido catalogada como "incalificable" por miembros de su partido, mientras que figuras progresistas han subrayado el rechazo a un hombre cuya vida política estuvo marcada por el odio, el racismo y el antisemitismo.
Jean-Marie Le Pen, fallecido el 7 de enero a los 96 años, fue un personaje central en la política ultraderechista francesa. Su legado, sin embargo, no solo se limitó a sus constantes declaraciones provocadoras, sino también a actos que quedaron inscritos en la historia como graves violaciones de los derechos humanos. Durante la guerra de Argelia, estuvo vinculado a torturas y ejecuciones arbitrarias, según el historiador Fabrice Riceputi, hechos que él mismo reconoció sin remordimiento en su libro de memorias.
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Contribuyó a normalizar la xenofobia
El político ultranacionalista contribuyó a la normalización del discurso xenófobo en Francia, influyendo en el debate público sobre la inmigración, el islam y la seguridad. Aunque su carrera estuvo plagada de escándalos, desde malversación de fondos europeos hasta la defensa de la ocupación nazi de Francia, Le Pen también demostró ser un hábil comunicador que usaba los medios de comunicación para difundir su mensaje de odio.
A pesar de haber sido excluido por su propia hija, Marine Le Pen, del partido que fundó en 1972, la sombra de Jean-Marie Le Pen sigue presente en la política francesa. Sus comentarios antisemitas y su defensa de la xenofobia le valieron numerosas condenas judiciales y el repudio de buena parte de la sociedad.
El ataque a su tumba es un reflejo de la profunda división que dejó su paso por la política. Como bien advirtió Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda francesa, "el combate contra el hombre se ha terminado, pero continúa la lucha contra el odio, el racismo y el antisemitismo que hizo prosperar".
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